FeRnando Raigal

Vivo de canción en canción, y sigo el requerimiento de cada una de ellas, las melodias a veces tartamudean y me dejan perturbado, repleto de congoja, a veces ellas me susurran al despertar y me dejan maravillado, pero cada canción siempre busca ajustarme al compás de la vida. Hay canciones que no te ponen muy bien, te incitan a lanzarte del puente, te insinúan muerte autoinfringida y cuando estás a punto de caer buscan persuadirte para que te cobijes en su caluroso letargo, pero es engañoso porque son como bellas estrellas listas para colisionar, en una colisión hermosa y devastadora que podría dejar un universo del cual solo reste lo peor, sin que vaya a depender de ti el solucionarlo. Pero las mismas canciones te muestran que el universo te presta de sus leyes para que las manejes, para que te sientas como en casa una vez más y evites el impacto, es increíble poder saberlo, a veces te hace reir, a veces te hace llorar, entonces retrocedes antes de tirarte desde el puente y sabes que aún estas vivo y que las canciones te volverán a susurrar aunque se pongan a tartamudear y abrirás los ojos y aunque te estés riendo lamentaras seguir vivo pues era un gran momento para que tu vida concluya.