Buenos días jueves negro.

En lo poco que he vivido me han regalado, si mal no lo calculo, 7 anillos, de los cuales 7 he perdido, me lo han reprochado mil veces, alguna persona mas que otra, y era lo justo porque me lo regalaron con cariño y yo no tuve el cuidado pertinente, nunca fui precavido, siempre fui un imprudente. Hector Mansilla es el nombre de mi abuelo por parte de mi madre, ella nunca escatima en elogios cuando a él se refiere, él era sastre y murió apenas pasados los 60, mi madre se adentró en un sentimiento depresivo cuando ello ocurrió, yo era muy niño como para entenderlo. Eva Mansilla es el nombre de mi madre, una persona acogedora, buena, impulsiva y hasta irreflexiva, siempre tuvimos problemas, nuestra convivencia fue turbada y usualmente hostil, siempre reprochó mis errores y en muchas ocasiones fue muy dura conmigo, incluso en ocasiones no dudó en mostrarme su aversión, la decepcioné dos mil veces y la hice sentir orgullosa una par d ellas, siempre me amó, mucho más de lo que yo a ella, algo natural en mí. Ayer no fue ninguna fecha especial, yo no había hecho nada bueno, no era un fecha importante, no era nada, era un día corriente como cualquier otro, un desperdicio de día, me llamó a su cuarto, yo fui, me dijo... este anillo te queda? es de plata pura, es de mi papá. Me lo probé, no mostré sorpresa ni agrado, no mostré nada, siempre inaccesible, siempre invulnerable le dije que sí, cuídalo me dijo, sabía que me emocionaba y me hacía feliz, sabía que no lo mostraría, impenetrable, inmutable en mi forma de ser sabía que le daría un gracias vacío, inexpresivo, infertil... me dejó ir, sabía que yo no quería hacerlo especial y lo entendió, entendió al mismo tiempo y mucho antes que yo, la significancia del gesto, no me estaba reprochado esta vez, no me estaba exigiendo, no me recordaba con insistencia mis errores, le dio amnesia selectiva, voluntariamente se olvidó, se olvidó las veces que perdí las cosas y aunque sabía que era muy probable que perdiera este anillo también, y con la enorme importancia que le significaba, aún así me lo daría, ella estaba confiando en mí, ella estaba confiando en mí. Me fui a mi cuarto, me encerré como me es costumbre y me sentí contento, pasé horas pensando, analizando mi vida, reviviendo mis dificultades, complejos y frustraciones, canté y viví mi momento, sabía que mi madre me amaba y eso era nuevo para mí (partiendo claro de lo que significa para mí el término), y es difícil el asimilar cómo a veces uno se desvive tratando de querer a una mujer cuando en verdad la mayoría de veces carece de sentido, es importante, lo sé, y no me siento mal al respecto, no soy ningún idiota y difícilmente hablo con el higado, es difícil asimilar cuánto uno se preocupa en no fallar a una persona ajena a uno mismo y desperdicia tan fácilmente y de manera estúpida el amor de su madre, siempre fui cerrado a los demás, viví encerrado en mi burbuja, di confianza con mezquindad y fundé mi amistad muchas veces en la superficialidad, el desinterés y la desidia, mi madre no solo fue testigo, sino que fue la principal víctima de ello, me exigió comunicación las veces que pudo y siempre tuve las quejas más creativas y argumentadas, mi juicio me ha impedido muchas cosas y me ha limitado ante mí mismo todo el tiempo, tenía un ansia de libertad que yo mismo no podía otorgarme porque básicamente no quería entenderlo, hoy entiendo muchas cosas mucho mejor que ayer, este anillo ha dicho mil cosas que mi juició se forzó en postergar, que la música se esforzó en distraer y que la escritura jamás pudo comprender. Buenos días jueves negro.

jueves, 28 de julio de 2011 en 11:10 , 0 Comments